sábado, 20 de agosto de 2016

Las bicicletas son para el verano...


O eso decía D. Fernando Fernán Gómez cuando escribió su obra de teatro. Y lo mismito piensan mis hijos. Todo es empezar el buen tiempo y se empeñan en sacarlas del garaje de los abuelos que viven calle abajo y que ha sido su hogar durante el invierno.







Antes, hace años, cuando éramos bastantes menos en la tropa y compramos nuestra casa teníamos garaje. No era muy grande, ni siquiera metimos nunca nuestra furgo, pero cumplía su función. Primero lo dividimos en dos, una para el Jefe y sus herramientas y la otra para las niñas (que por aquella época eran seis) y sus juguetes. Conforme la familia aumentó la parte del jefe disminuyó y la de la tropa creció hasta que, como el dice "lo echaron". Sus herramientas se vieron obligadas a vivir en un garaje que tiene donde vivían sus padres y el nuestro se convirtió en el cuarto de juegos de las ocho. Ahí tenían todos sus juguetes, una mesita de ikea con sus taburetes, una pizarra enorme y el sitio donde guardar sus bicicletas... Ahora que lo pienso era un cuarto de juegos chulo; seguro que todos los vecinos las envidiaban por tener ese cuarto de juegos con las paredes color verde pistacho y los estantes rosa chicle que su padre había hecho cuando eran pequeñas. 
Pero aún esperaban más cambios a mi pequeño garaje. Al volver de nuestra estancia en Rusia nos encontramos con un gran problema: nos fuimos a vivir allí cuando nuestro único varón era un bebé, pero volvíamos con un niño de cuatro años que no tenía ni cama en "nuestra casa de España". Así que dijimos adiós a nuestro pequeño garaje y bien venido nuevo dormitorio. Tuvimos que hacer más obras de las que pensábamos hasta que quedase como un dormitorio que ocuparon las dos mayores y las bicicletas buscaron donde colocarse, la pizarra está guardada en alguna parte y nuestro garaje desapareció definitivamente. Y ahí llegamos al trasiego  diario de las bicis de mi casa calle abajo y arriba ya que en casa no hay espacio donde guardarlas. La única que vive en casa es la del enano, que como es pequeña duerme bajo la escalera y durante el día está en el jardín. La mayoría de días sólo pasean cale arriba y abajo con los vecinos. Es lo bueno de vivir en un barrio: calle tranquila, pasan pocos coches y los niños pueden jugar fuera cuando hace buen tiempo sin tener que buscar un parque. Sin embargo hay días en los que el Jefe los lleva a dar un paseo para que puedan "correr" más. Como ayer. Solo que ayer por primera vez yo le acompañe en su "aventura" de tarde de bicis y perro. Eso sí, yo me llevé mi cámara de fotos por si surgía algún instante que inmortalizar. Y el resultado fue un buen paseo con los niños al atardecer y unas cuantas fotos para mi colección.






La verdad es que lo pasamos bien, hasta e Jefe le "robó" la bici a Belén para volver por un momento atrás en el tiempo. No es que no coja una bici nunca, de hecho tiene una, pero donde fuimos había unas cuestas como las de cuando era pequeño e iba por ahí con su bici en vacaciones...Y no pudo resistirse a intentarlo.





Ni que decir tiene que mientras hacía la foto rezaba para que no se matase... La que aparece en primer plano es Dama, nuestra perra, o más bien del enano. Es su amiga inseparable. En casa, donde está el, allí está Dama. Si el duerme o ve la tele Dama descansa, si el quiere jugar ella juega y si en algún momento el peque está triste, Dama no se le separa ni un milímetro. 





La verdad es que me encanta esta imagen: un niño y su perro corriendo a su lado. ¿Hay amistad más fiel?




Salgo pocas veces a caminar con los peques y el Jefe y la verdad es que cuando lo hago siempre me arrepiento de no hacerlo más a menudo. Pasamos un rato tan bueno con los niños corriendo en sus bicis y disfrutando de la tarde. Hasta hubo tiempo para fotos divertidas; la tropa sabe cuanto me divierte hacer fotos y cuando salimos por ahí no me faltan modelos. Mirad esta que chula.




Una pared de una casa abandonada, una puesta de sol y una tropa dispuesta a entretener a mama, ¿a que mola?




Y por último os dejo a Dama, llena de polvo y cansada de correr junto a su amigo. Tengo que salir más con ellos y disfrutar de estos pequeños momentos que pasan y algún día añoraré.

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