Ya sabéis que me encanta la decoración. Durante muchos años acumulé montones y montones de revistas de las que sacaba ideas para hacer mis cositas. Hasta que un día se me ocurrió hacer limpieza. Para saber cuales tirar y cuales no les fui echando vistazos por encima. Llevaba hojeándolas un buen rato cuando de repente me fijé en un reportaje y sentí una especie de déjà vu: yo había visto esas fotos antes y no hacía mucho tiempo. Empecé de nuevo con el montón de revistas que siempre había guardado como un tesoro y...¡Horror! no sólo se repetía un reportaje, eran muchos. Me sentí idiota por el dinero que había gastado en un montón de revistas que cada cierto tiempo repiten reportajes esperando que nadie se de cuenta, como me había pasado hasta ese momento a mí. Estaréis pensando que esto es una tontería, es verdad que no es algo grave, pero tener una balda de la librería del salón llena de mis "joyas" y ver que con menos de la mitad tendría la misma información me cabreó mucho. Así que las cogí casi todas, menos alguna muy especial que no tenía páginas repes y que me gustaban de verdad y las tiré a la basura. Desde entonces he comprado revistas en ocasiones contadas: cuando he ido de viaje, para estar entretenida, o cuando he tenido que pasar por el hospital. Ahora cuando quiero buscar ideas para renovar algo de casa navego por internet y listo. No es lo mismo, lo reconozco, me pasa igual con las fotos o los libros, para mí no hay nada como un montón de fotos reveladas a la antigua metidas en cajas y poder sentarme a verlas de vez en cuando, o las páginas de un libro, sobre todo nuevo (es verdad que los ebooks y los foto libros ahorran espacio pero no tienen nada de encanto).
Últimamente además de seguir alguna revista concreta online miro muchas fotos de decoradores, bloggers de decoración e instagramers del mismo tipo. Ya os dije el último día que veo tantas cosas que cuando decido hacer una veo otra que me gusta más; digamos que ando un poco liada y lío aún más al Jefe con mis ideas. Cuando le digo: " he pensado..." la cara se le transforma porque sabe que el está incluido sí o sí en alguna nueva idea de las mías.
En fin, que mirando y mirando me dí cuenta el otro día que el "rinconcito" desde donde os escribo no se parece en nada a los de los demás. En nada de nada. Quiero pensar que es bueno y que tengo mi personalidad que hace que, aparte de poner en casa algunas cosas que se ponen de moda, haya otras muy mías en ella. Poco a poco os las iré enseñando y ya me diréis si os gusta, aunque no se si es porque he hecho algo mal en la configuración del blogg, o que los que me leéis no acostumbráis a dejar comentarios, pero hasta ahora nadie se ha manifestado ni para bien ni para mal. Sigo que me lío, el escritorio donde estoy sentada no se parece en nada a lo que los "expertos" muestran en sus fotos. Se supone que un rincón de trabajo actual es más o menos así:
así...
o así.
Como os decía, mi rincón no se parece en nada a estos. Para empezar mi pc no es un Macintosh ni creo que lo sea nunca, no porque no me guste, sino porque no se ajusta a mi bolsillo. Tampoco es blanco inmaculado, ni tengo carteles hiper positivos a la vista para que la inspiración aparezca. Por último, tampoco es mío sólo, es el rincón de todo habitante de esta casa que necesite un pc por el motivo que sea. Sin embargo a mí me gusta: es MI RINCÓN. Yo lo imaginé. El Jefe rescató el escritorio y lo restauramos, y el resto de chismes que hay en él están todos por alguna razón que no tiene por que ser simplemente práctica, tienen que tener algo que ver conmigo.
Ahí lo tenéis, mi rinconcito. La mesa se está estropeando demasiado porque no le pusimos algo en los brazos del sillón de Ikea que tenemos, ahí metimos la pata. Teníamos uno chulísimo de piel, rescatado a la vez que nuestro escritorio, pero la piel se estropeó en cuanto empezamos a usarlo. El escritorio estaba destrozado (una pena que borré las fotos que me mandó el Jefe cuando lo encontró), originariamente llevaba pomos y cerraduras en cada cajón, pero estaban demasiado estropeados así que para ocultar los agujeros les pusimos los tiradores de concha. El sobre no se ve, pero debajo del cristal tengo un plano , entradas de conciertos y algún recuerdo mas. El corcho lo compré en unas rebajas en Casa y me costó baratísimo. La pared verde fue un arrebato que me dio cuando compramos la pintura para el salón. Decidí que necesitaba un cambio radical y como siempre lo tenía en un sólo color me lancé sin pensarlo para tener un color que lo alegrase en la pared principal. Como de paso cambiamos los muebles del salón, que tenía en madera oscura, por una estantería y una vitrina blancas de la serie Liatorp de Ikea, la pared resalta aún más y a mi me encanta como ha quedado. Además, no se dónde leí que el verde es un color que estimula la creatividad así que sin saberlo pinté del color correcto. Algún día os enseño una foto del salón completo. El escritorio lo pusimos junto a la estantería, al lado de la ventana para que reciba la máxima luz. Cuando levanto la vista veo dos cuadros muy especiales para mi ya que, como casi todos los que tengo en casa, son regalo de mi tío. Sí, tengo un tío artista de verdad, de los que se conocen, al menos en su circulo que es la pintura y la verdad, mola mucho. No es que vaya diciendo "soy la sobrina de Charris" por todas partes porque tampoco es cuestión de eso, pero a mí me emociona pensar que su obra quedará ahí para siempre y que yo tengo la suerte de tener parte de ella adornando mi casa. Además de ser un gran artista es un tío muy enrollado con el que puedes hablar de todo, del que puedes aprender aún más y que encima organiza unas fiestas de "primos" cada año en las que nos reúne a todos sus sobrinos y que últimamente tematiza, con las que nos saca de la monotonía de cada día y hace que al menos una noche al año estemos todos juntos. Si queréis ver su obra sólo tenéis que entrar aquí, os aseguro que, para los que no lo conozcáis, es un genio. Y lo último que ha llegado a mi rincón, o más bien a la pared verde, han sido dos colgantes de cerámica que mi hermana me regaló. Me gustaron mucho así que tenía que ponerlos en un sitio donde los viese mucho y ese es mi salón, en especial este trocito de pared. Uno es una matriuska como recuerdo de los años que viví en Rusia, el otro es una especie de medallon donde pone COI&CO, mi sello y el nombre de este lugar donde cuento trocitos de mi vida. Mirad que chulos:
Además tengo una foto de mis tres niñas pequeñas (que ya no lo son tanto) que les hizo mi hermana Isa una tarde que salimos de paseo en la que salieron preciosas y que me regaló ya enmarcada porque sabía que si no yo tardaría una eternidad en hacerlo. Como os digo todo lo que hay ahora mismo a mi vista tiene un por qué y me encanta tenerlo así, a pesar de no ser blanco, de no estar super ordenado o de no tener carteles inspiradores. Es mi rincón, es donde escribo, donde paso ratos tranquila y sobre todo es diferente a los demás. Es como yo.