El mes pasado se cumplieron mis bodas de plata. Veinticinco años de matrimonio, nueve hijos y mil historias buenas y no tan buenas que contar. Tuvimos que aplazar la celebración hasta este fin de semana y hoy quiero contaros como fue todo y agradecer a mis familia y a mis amigos que hiciesen que este día haya sido inolvidable.
Ya os he contado lo "maniática" que soy a la hora de celebrar algo, como me gustan los detalles de decoración, los ambientes rústicos mezclados con el shabby....
Cuando celebré mi boda no existía nada de esto. Las bodas, al menos la de casi todos mis amigos que se casaron en esa época (a no ser que hubieses ahorrado un montón), se celebraban con un ágape en algún local alquilado para la ocasión. Ni siquiera en la ropa se parecían, eso de ir con trajes de fiesta, maquilladas y entaconadas junto a nuestros chicos con sus traje y corbata o pajarita ni se imaginaba. No estaban mal, era lo que teníamos y todos disfrutamos de nuestras bodas. Las de plata se celebraban con la familia y amigos cercanos, y las comuniones con un chocolate con bollos junto a tus amigos eran lo normal.
Cuando celebré mi boda no existía nada de esto. Las bodas, al menos la de casi todos mis amigos que se casaron en esa época (a no ser que hubieses ahorrado un montón), se celebraban con un ágape en algún local alquilado para la ocasión. Ni siquiera en la ropa se parecían, eso de ir con trajes de fiesta, maquilladas y entaconadas junto a nuestros chicos con sus traje y corbata o pajarita ni se imaginaba. No estaban mal, era lo que teníamos y todos disfrutamos de nuestras bodas. Las de plata se celebraban con la familia y amigos cercanos, y las comuniones con un chocolate con bollos junto a tus amigos eran lo normal.
Pero ahora las cosas no son así, a mi me hacía muchísima ilusión celebrar este día y ahí comenzaron mis "problemas" por llamarlo de alguna manera. En unos años hemos cambiado el celebrar nuestros eventos o días especiales de una manera familiar hasta elevarlo a una competición en la que si no tienes una fiesta en el jardín de una finca preciosa, decorado con velas y carteles de madera, bailarinas para que las invitadas puedan quitarse sus maravillosos tacones, mesas de dulces, candy bar, photocall y por supuesto fuegos artificiales parece que no tienes nada. Y eso que yo soy de las que siempre he celebrado los cumples de mi tropa en casa con sandwich de nocilla, gusanitos naranjas y tarta de chocolate con galletas. Pero reconozco que esta vez Pinterest ha tenido una mala influencia sobre mí. Me decía: "Coi, céntrate que lo importante no es dar un fiestón, lo importante es celebrar que el Jefe y tu estáis juntos desde hace veinticinco años". Algo que, seguro que no me lo discutís, es un milagro hoy en día. Así que aterricé, me centré, y busqué un punto intermedio: la manera de celebrar este momento tan importante sin gastarme un dinero que no tengo, pudiendo tener a mi familia y amigos cerca y a la vez dándole mi toque para que no pareciese una fiesta improvisada en un local social. Algo que voy ha hacer en este post y que hasta ahora he evitado es enseñaros fotos mías, pero la ocasión lo merece a pesar de que nunca me gusta como salgo. Y otro aviso, creo que voy a tener que alargarme porque fueron tantas las emociones y las sorpresas que quiero compartir que dudo que pueda acortarlo.
En fin, vamos a empezar por el principio que fue hablar con un sacerdote al que conocemos de toda la vida para fijar la fecha ya que por supuesto lo primero que queríamos hacer era dar gracias a Dios por haber estado con nosotros todo este tiempo. La ceremonia la prepararon mis hijas, el peque se ponía nervioso sólo de pensar en leer, así que lo dejamos "libre", aunque luego el Padre Apellaniz le dio su momento de protagonismo.
Aquí nos tenéis, ya os he dicho que me veo fatal en las fotos y cuando sé que me las están haciendo me pongo muy tensa y salgo siempre seria, llevo unos veinte minutos mirando todas las que nos hizo nuestro querido Doc (ya os hablé un día de él, y aunque no es fotógrafo aceptó el follón de hacernos el reportaje para que no nos costase nada)y una de las pocas en las que salimos sonriendo y algo relajados durante la ceremonia es esta.
Como nunca salgo en las fotos, si no me conocéis, no sabéis que llevo gafas...los años que no pasan en balde. Yo, coqueta como cualquier mujer, pensaba ir sin ellas hasta que el día antes el Padre A. nos dijo que teníamos que "renovar" nuestras promesas. Casi me da un infarto. Menos mal que no me deshice de las que llevaba para ver de cerca antes de llevar progresivas, el Jefe me las guardó y me las puse para leer cuando tocaba.
Como ya os he dicho, mis niñas leyeron, cantaron y hasta tuvieron unas palabras para nosotros al terminar la eucaristía. Tengo que decir que llegados a ese punto ya nos era difícil contener las lágrimas de ver a nuestra gran tropa volcada en que todo saliese bien. Como buena madre a la que le encanta presumir de hijas guapas os pondría fotos de cada una de ellas, pero sería demasiado largo, así que os pongo la que nos hicimos juntos al terminar y en la que por una vez salimos todos bien.
¿Qué me decís? Aquí os presento oficialmente al resto de la tropa. Mira, voy a hacer como en las revistas: de izquierda a derecha, mi yerno, Manu, y mi hija mayor María. A su lado Beatriz, Carmen, Irene, el peque Josemi, Belén, Marta, Marina e Isabel. Y detrás de ellos nosotros la mar de contentos. ¿A que tengo una familia preciosa?
Para celebrarlo después buscamos un sitio donde preparar algo sencillo para estar un rato con el resto de nuestra familia y amigos. Encontramos el local de una asociación de vecinos chiquitito pero con mucho "potencial". Como tampoco iba a ser algo multitudinario nos pareció estupendo.
Para celebrarlo después buscamos un sitio donde preparar algo sencillo para estar un rato con el resto de nuestra familia y amigos. Encontramos el local de una asociación de vecinos chiquitito pero con mucho "potencial". Como tampoco iba a ser algo multitudinario nos pareció estupendo.
Os pongo estas dos fotos para que veáis como es el sitio. En mi cabeza enseguida lo monté todo, sabía que quería algo informal, nada de mesas con todos los invitados sentados así que decidí que pondría una mesa con un buffet frío, otra con la bebida y todo los necesario para que cada uno se preparase lo que le apetecía tomar, y un pequeño rincón de dulces. Mirad que que chulo se quedó al final.
En una de las paredes colocamos la mesa que os dije antes. El cartel que se ve encima se me ocurrió a mí pero lo dibujó mi hija Bea. Es una pena que no se pueda leer bien, en el están escritas todas las fechas importantes desde que empezamos a salir el Jefe y yo: boda, nacimientos de nuestros hijos, mudanzas, cuando marchamos a Rusia, la boda de mi hija...y por supuesto un "to be continued" al final. A todos los invitados les sorprendió. Los manteles son de un papel que parece tela, elegí color avellana y un camino de mesa en color frambuesa. Los platos eran de cartón blanco, los cubiertos desechables pero de los que parecen de acero inoxidable, y puse macetitas de brezo a las que tapé los tiestos con saco, guirnaldas de luces led en la mesa principal y el la dulce. Además puse velas dentro de tarros de mermeladas a los que puse lazos en la parte de arriba. Las letras que se ven me las regaló mi hermana Isa esa misma mañana y se iluminan. Mirad que chulas.
Al lado de la mesa, junto a la puerta, coloqué una pizarra donde dábamos la bienvenida a todos y las gracias por compartir con nosotros ese día. En ella estaba atado un 25 de globos de helio en color plata.
La mesa dulce no fue exactamente una mesa sino una estantería reciclada junto a la que puse una mesita en la que pusimos la tarta. Las chuches las pusimos en tarros de cristal y cajas de frutas de madera. El resultado fue perfecto.
Como veis, además de chuches había galletas de dos tipos, cookies y de mantequilla. Las hizo mi hija Marina que es la repostera de casa y os aseguro que estaban deliciosas. Tanto como la tarta. ¿Habéis visto que preciosidad? Otro regalo, esta vez de mi amiga Almudena que también tiene unas manos de oro para la repostería. Cuando se lo pedí no dudó ni un segundo en decir que sí, no me dijo como la iba a ser, pero acertó de pleno.
¡¡¡Es que es como las de la tele!!! La pareja de pegdoll que hay delante la pinté yo. Las compré en Mía mandarina, y la verdad tenía miedo de que quedasen fatal, pero al final me quedaron muy cuquis. Somos el Jefe y yo, obviamente. Como en mi época los muñequitos de las tartas eran espantosos y los de la mía fueron directos a la basura, ahora ya tengo otros de recuerdo.
En el local había una pantalla donde se veían fotos nuestras desde que nos casamos hasta hace unos días (no sabéis el montón que tuve que escanear porque estaban en papel). A la gente les gustó mucho, sobre todo porque casi todo el mundo salía en alguna, menos mi pobre sobrina Ruht, que como no le gustan las fotos no tengo ninguna con ella. Yo ni me dí cuenta, pero a ella no se le pasó.
A partir de ese momento los míos empezaron a sorprenderme. El primero el Jefe: de repente empezó a sonar "love is in the air" y al darme la vuelta ahí que me lo veo bailando mientras caminaba hacia a mí. A mí esas cosas me dan mucha vergüenza, así que saqué el valor de donde pude y fui hacia el pensado que lo que quería era que bailásemos. De piedra me quedé cuando de repente clava la rodilla en el suelo y saca del bolsillo una cajita que abrió en plan peli total. ¿Adivináis que tenía? Sí!!! un anillo precioso que no me canso de mirar.
La foto no es muy buena, en realidad me la acabo de hacer porque no se me había ocurrido antes. Es bonito, ¿a que si? Ha tardado veinticinco años en hacerme un regalo así, pero ha merecido la pena esperar.
Aquí foto del momentazo. Como no sabía que iba a pasar yo ya me había quitado los tacones e iba con mis bailarinas que quitan glamour al vestido, pero las chicas seguro que me entendéis. Después de esto mis hijos nos sorprendieron con un vídeo muy gracioso; nada de fotos de la infancia o de cuando nos conocimos: primero salían ellos mientras sonaba "sabor de amor" de Danza Invisible (es una de mis canciones preferidas) e iban formando frases con palabras escritas en cartulinas. Cuando ya había pensado que había acabado aparecieron en pantalla vídeos de amigos nuestros que junto a sus hijos recordaban momentos de nuestra vida con ellos, fue algo muy emotivo. Después, los primos de Madrid, que son unos craks habían montado una fiesta en su salón para felicitarnos. Y por último, nuestros amigos de Rusia, los que dejamos allí hace cinco años y que tanto hecho de menos...ahí yo ya estaba llorando a moco tendido, ¿cómo no hacerlo después de aguantar una ceremonia preciosa y después ver a todos nuestros amigos deseándonos lo mejor, hasta los que menos me imaginaba? tengo que reconocer que mis hijas son unas máquinas, en eso han salido a mí...
El resto de la noche fue estupendo. Risas, bailes, muchas fotos y también regalos de todo tipo, aunque he de decir que ya habían empezado a llegarme antes. Mis hijas me regalaron una chaqueta de pelito preciosa para que no pasase frío. Mi hermana Isa(sí, otra vez ella) además de las letras me regaló el ramillete que llevo en la muñeca y que causó sensación por el detalle de llevar flores sin llevar ramo. Mirad que bonito.
Nuestros amigos también fueron originales. Tuvimos desde cajas de experiencias con dos noches de hotel para desconectar, otra con una cata de vino, un chal para mí muy abrigadito, una imagen de plata de la sagrada familia, una pulsera para mí también (la verdad es que he ganado en regalos) tarjetas regalo,un juego de fuentes y portavelas muy chulo, dinero con el que pagamos toda la fiesta y aún tenemos para darnos algún capricho en nuestro mini viaje, hasta una foto nuestra tamaño gigante. Ese es el que más choca por lo grande, y por el problema que me ha creado decidir donde ponerlo. No pongo fotos porque este post ya es demasiado largo. Todos absolutamente me han encantado, sobre todo porque no esperaba nada de ninguno de los invitados; para mí el regalo de verdad era tenerlos allí a todos, y no lo digo porque es lo que queda bien, es lo que siento realmente. Me siento profundamente agradecida a Dios por mi familia, mis padres, hermanos y cuñados, mi suegra, mis tíos, primos,mi abuela y todos y cada uno de los amigos que estaban con nosotros, algunos de los cuales son mucho más que amigos, son mis "hermanos", y nuestra vida, la del Jefe y mía no sería nada sin todos los que nos rodearon y nos mostraron su cariño en nuestro día.
Así que ya veis, para celebrar unas bodas de plata por todo lo alto no hace falta gastar una fortuna, ni reservar el mejor restaurante de la ciudad. Con echarle imaginación y tener un montón de gente que te quiere a tu lado dispuesta a ayudarte con las compras, la decoración, y con muchas ganas de sorprenderte tienes asegurado el éxito.
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