lunes, 13 de junio de 2016

Mi rincón para las noches de verano. DIY


Ya os dije el viernes que he empezado a activarme y tengo muchas muchas ganas de hacer todo lo de mi lista de "pendientes". No quería que pasase este fin de semana sin poner orden en el porche-jardín de casa; el Jefe lo desmontó para poner su super belén en navidad y desde entonces lo hemos ido volviendo a montar poco a poco. No eran muchas cosas en realidad, pero como había que traerlas del garaje de mis papis no veíamos el momento. En cuanto ha llegado el calor hemos corrido para que nuestro rinconcito esté listo para disfrutar así de las tardes y noches de verano.
Cuando el jueves me trajo los bancos pensé:" Coi, ha llegado el momento de lavarles la cara". Los tengo desde que nos mudamos y hace quince años ya de eso. Mirad que pinta tenían los pobres.  










Automáticamente vinieron a mi cabeza las palabras mágicas: Chalk paint. Para los que no sepáis de que hablo es un tipo de pintura creado por Annie Sloan y que está siendo toda una revolución en la restauración de mueble ya que por lo visto esta "pintura a la tiza" sirve para todo: madera, cristal, metal, tela...Y yo estaba deseando una excusa para probarla.
Confieso que yo no la he comprado de marca, es más cara que la acrílica y quería probar a hacerla casera. Busqué bastante por internet  una receta que me pareciese fácil y al final me decidí por la que encontré en Pitis and Lilus, que además explican genial como hacerla. Así que cogí todos los ingredientes, mis brochas, me coloqué el delantal y me puse manos a la obra.








Una de las características de esta pintura que hace que sea tan versátil es que uno de sus ingredientes es yeso, material que hace que se adhiera perfectamente a casi cualquier superficie y que, en especial con la madera, te ahorra la pesadez del lijado. Es estupendo saltarte la parte más pesada y aburrida a la hora de pintar un mueble. Conforme la fui aplicando me di cuenta que secaba super rápido, también por el yeso, así que el Jefe se unió a mí para que la cosa fuese más rápida y no se nos estropease el invento.







Fijaos si la cosa iba rápida que mientras pintábamos el segundo banco se secó el primero y nos dio tiempo a darle una segunda mano a los dos. Yo estaba alucinada y emocionada a la vez, ya os dije que lo de cambiar muebles, o al menos su aspecto, es una de las cosas que me pirran y a la vez me levantan el ánimo. Así que pintamos los dos bancos y con el poco que sobraba el Jefe se vino arriba y pintó el sobre de la mesa de Ikea blanca que tenemos en el porche.






La que se ve debajo de la mesa limpiando lo que caía es la benjamina de mis niñas, Belén, que además hizo las fotos mientras trabajábamos. Como veis aquí a todos nos gusta hacer nuestras cosillas. Supongo que os estaréis preguntando cual ha sido el resultado final. Yo le doy un diez a todo: al resultado de la pintura que con dos manos cubrió todo a la perfección, a su textura de pizarra y color mate que es el que me gusta a mi y que es total para el estilo shabby... Creo que esto sólo es el comienzo de una gran amistad. Mirad que precioso ha quedado mi porche.














¿No os apetece una cervecita cuando caiga la tarde? ¿O un te frío? ¿o unos gin tonics para acompañar una charla nocturna? ¡Qué ganitas tengo de inaugurar la temporada!




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